Paseando por el jardín,
entre miles de flores…, una encontré,
con una tristeza tal,
que de ella me enamore.
Cuidarla quise y sin tocarla,
el modo hallé…,
de que su belleza,
volviera a renacer.
Con cariño, con amor,
con ternura y pasión tal,
que mi vida daba,
por poderla acariciar.
Pero no podía hasta ella llegar,
pues las espinas del rosal,
nunca me dejarían acariciar,
tan bella flor, que…
con su tristeza me cautivo,
y el corazón de amor me llenó.
Sé que no podré alcanzarla,
y mi amor nunca le podré dar,
sin pensar que antes…,
me he de pinchar,
con las espinas del rosal.(Javi A)
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