Soy lo que soy, sin espejos que reflejen otro rostro, sin las manos en los bolsillos ni la cara cubierta de mascaras, sin monedas de doble cara, ni trampas que gobiernen una trama para ganar nada.
Soñador empedernido volcado sin sentido, en la tarea abrupta de lograr entender el verdadero significado de un antiguo rito llamado amor.
Convencido de mi lucha, no pierdo el rumbo marcado hace años, por mucho que la brújula desvarie sin descanso. Atrapo del aire los destellos que dejas, para guardarlos en mi cesta y repartirlos entre tanto corazón exhausto de tantas guerras, buscando el tuyo en el fragor de la batalla, sin miedo a perder la vida si con ello te encontrara.
Cansado de envidias y celos, de rencor y resentimiento, de desazón y rabia de la gente que no ama, ni sabe amar. Aburrido de sus pleitos desde las ramas, incapaces de bajar a la tierra para luchar cara a cara y sin miedos, dejando su cobardia en el árbol de las dudas y los resentimientos.
Acogiendo con satisfacción las palabras nacidas de tanto amor perdido en el camino, de tanto sentimiento herido por las lanzas del desamor. Palabras que brotan desde las raices y dejan su marca en el corazón, añorando o dando sentido a todo lo que un día volvio y recuperando la ilusión quedaron esculpidas como en la piedra, dando al tiempo su sabor, para absorver mientras se leen el néctar de su dulzura y aprender con ellas a soñar.
Soy.., y somos alumnos de la vida con derecho a vivirla, a dejar nuestra huella hundida en el recodo del dolor o del amor, sin tropiezos que nos hagan caer ni obstaculos que saltar, sin sueños por cumplir ni pesadillas que guardar. Somos humanos con derecho a equivocarnos y poder rectificar, pero sobre todo.., somos quien dejamos las huellas en los caminos de esta tierra y aqui quedaran por siempre jamás, para enseñar a otros que despues vendrán, que tambien supimos amar.
