Detalles...

Finalizaba un día más en su vida, un día que en su conjunto había sido duro y decepcionante, caminaba bajo la lluvia, resguardada por un paraguas, que le cubría y evitaba que las gotas de agua mojaran sus mejillas.
Sus pasos se dirigían hacia su hogar, un lugar donde al menos se sentía feliz y la vida real, que ese día dejaba atrás, se difuminaba dejando paso a otra que llenaba de dicha su corazón.
Pensaba en ese momento, en todo lo que había ocurrido desde que dejo el hogar paterno, hasta llegar al punto donde ahora se encontraba. Los buenos momentos lejos de su familia, y los menos buenos; el camino recorrido hasta encontrar la felicidad. Y en ese instante..., como si de un reflejo se tratara, esbozo una sonrisa que le hizo despertar un poco de ese momento de reflexión, pues se acercaba poco a poco hacia la puerta de su casa.
Cerró su paraguas y se dispuso a abrir con la llave, la cerradura que daba paso a ese sueño hecho por fin realidad, una felicidad autentica y real.
Pero antes de que pudiera hacerlo, la puerta se abrió de repente, y la imagen del hombre de su vida, apareció ante ella con una sonrisa de complicidad. Y sin darle tiempo a reaccionar, se acerco a su rostro sin mediar palabra, y la beso en los labios con pasión, como si fuera aquel primer beso que se dieron, de echo hace ya algún tiempo. Y ella sorprendida, pero receptiva ante tal acontecimiento, respondió con sumisión y deseo a aquel atrevimiento..., que sin duda la encantaba¡.
Terminado el prolegómeno de besos y caricias, la cogió de la mano, y dándole las buenas noches por su llegada a casa, la invito a que le siguiera, preguntándole de paso, que tal le había ido el día.
Ella tampoco quería ni preocuparle, ni alarmarle, así que le explico que solamente estaba cansada, agotada de un duro día de trabajo, y él respondió con una sonrisa al comentario, soltando un... !bien¡¡¡ en tono amable, ante lo cual ella quedo extrañada por tal reacción, pero enseguida comprendería el porqué de aquel gesto. Cogida aun de su mano, el se coloco detrás de ella tapándole con la otra sus ojos, y pidiéndola que confiara en el, cosa que no dudo en hacer¡¡¡; prosiguieron camino por la casa apenas unos metros, hasta que ella escuchó como se abría una puerta y un suave aroma se escapaba de aquella dependencia.
Casi al momento, el dejo de cubrir con su mano aquellos preciosos ojos, y entonces ella descubrió el porqué de todo aquel misterio, se encontraban en el baño, y ante ella aparecía una luz tenue que llegaba desde tres velas encendidas y situadas estratégicamente para iluminar toda la estancia.
El aroma que antes le había llegado, provenía de su bañera, que humeando levemente, llenaba con su calor cada rincón. Acercándose unos pasos y asombrada por la sorpresa, se quedo ensimismada al ver que sobre la espuma que cubría el agua, unos pétalos de rosa reposaban dulcemente, y se balanceaban al ritmo que el agua les marcaba. Y sin reaccionar por tal acontecimiento, comenzó a sonar una suave melodía..., que invitaba a relajarse tan solo con escucharla.
Giro la cabeza suavemente y allí se encontraba el, con cara de satisfacción al ver el agrado con el que ella había acogido su iniciativa, y solo mirándose..., sin mediar palabra, se dijeron cuanto se amaban.
Entonces él, rompió aquel silencio invitándola a sumergirse en aquel maravilloso baño de espuma que con tanto amor le había preparado, pensando sin equivocarse, que llegaría agotada a casa.
La ayudo con mimo a quitarse la ropa, y cogiéndola de la mano suavemente, admirando el cuerpo desnudo de aquella mujer que tanto deseaba, la acompaño junto a la bañera, y la sujeto mientras sus formas iban desapareciendo entre pétalos de rosa y espuma, dejándola al instante, para que disfrutara y se relajara en su soledad..., aquella que de vez en cuando todos necesitamos.
No sin antes, acercarse a sus labios... , besarlos de nuevo dulcemente..., y llegar hasta su oído para susurrarle un "te amo", que a ella le llegó hasta lo más profundo del corazón.

Bendita locura!!

Volteaba la mirada hacia atrás, buscando excusas que nunca llegarían, para olvidar el sentimiento de aventura y riesgo que dejaba entre aquellos muros y cristaleras. Recorría los últimos metros antes de partir hacia un nuevo mundo, hacia una nueva vida tantas veces soñada y llena de las fantasías que su mente fabrico junto a ella.
No se paró durante mucho tiempo a pensarlo cuando se lo propuso y quizás por ello sentía en el estomago aquella mezcla de encogimiento y dolor, que tanto se asemeja a cuando tenias que dar las notas en casa y tu padre te miraba, como si supiera de antemano lo que en ellas se encontraría.
Todo estaba decidido y no había tiempo para arrepentirse por muchas trabas que el destino le quisiera preparar, pues estaba seguro que ya había empezado a urdir sus movimientos desde el mismo momento en que tras aquella conversación, entre discusión y dialogo, decidieron tomar el camino a seguir y aceptar sus consecuencias.
¿Cuántas horas fueron testigo de sus desvelos? en aquellas madrugadas sin fin donde el sol nacía mientras al otro lado moría, donde Morfeo cambiaba de cama con el simple aleteo de un pestañeo y los suspiros daban paso a los sueños.
Pensamientos y anhelos que compartieron sin medida, desbrozando cada gajo de vida que se les ponía por delante, planeando un futuro deseado por los dos. En ocasiones recelosos o desconfiados ante tanta fortuna que el azar les había regalado y en otros momentos asustados y casi vencidos por la envidia, la codicia y el odio de aquellos individuos que nada respetan y disfrutan destrozando aquello que ellos jamás podran poseer.
Pero con la seguridad en cada minuto que pasaba, de haber topado con ese dulce capricho por todos soñado, acuñando en cada latido las letras que darán forma a su pasión, señalando como meta la dulce promesa de un encuentro, trazado en los senderos que les marcaba el corazón.
Pues en ese momento se estaba haciendo realidad!
Con pasos cortos caminaba por los pasillos, buscando el número correcto de la puerta que aquel papel que tenia entre las manos le marcaba, absorto en pensamientos que taponaban los razonamientos y con la imagen en su mente de la persona que había creado ese instante.
Allí estaba, por fin! el dichoso numerito.
Apenas faltaban minutos para embarcar y simplemente dejó la mente en blanco durante ese tiempo, hasta que le despertó del letargo la voz femenina que avisaba para comenzar a subir al avión. Entró por el pasillo con ganas y con la emoción de un niño que lo hiciera por primera vez, pensando que le quitarían su sitio.
Encontró rápidamente el asiento que lo llevaría en este viaje y se acomodo enseguida en él, sacando antes de guardar la bolsa en el compartimento, lo que serian sus compañeros en aquel largo viaje: El iPod para escuchar su música, y un libro que decía todo lo que él quería en el mismo título "DONDE EL CORAZON TE LLEVE" de Susana Tamaro. Recordando un párrafo de él, que entendía perfectamente y que memorizo hace ya tiempo por lo profundo de su mensaje. Y mientras el movimiento ascendente del avión daba comienzo, cerró los ojos y lo recito en su mente, dándole aún más sentido en aquel momento, de lo que jamás había hecho:

..."Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cual recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aun. Quédate quieta, en silencio y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve"...