
Caen las lágrimas que brotan de tus ojos,
como la escarcha que lloran cada mañana
las secas hojas del otoño en silencio,
resbalando tiernamente por tu mejilla.
Desazonan a la razón que nubla el sentido,
reposando en tus labios cual beso ardiente,
esperando ser robadas en la noche inerte,
por aquel que te robo el corazón tiernamente.
Se deslizan por tu piel suavemente,
recorriendo tu tristeza sin compasión,
creando surcos de dolor inclemente,
que abaten los sueños del corazón.
Cual abrazo al alma se detienen a esperar,
que el tiempo que pasa lento las seque,
o la mano tierna del que viene a ti,
las recoja y se las lleve de tu lado para siempre.