Estoy postrado en el lecho de mis sueños, envolviéndome con su calor, mientras la vida pasa a mi alrededor, como el viento que cada mañana roza mi cara pintándola de un nuevo color. Me empapo de su esencia, dándoles valor, a la vez que descubro los motivos que me llevaron a tan lejano lugar escondido en la imaginación.
Te pienso a cada segundo, te presiento a mi vera cuando cierro los ojos, percibo tu mirada en la oscuridad de mi cuarto y hasta tu olor me llega si me dejo llevar, así entretengo al destino hasta que a mi lado puedas llegar.
Porque tú me hiciste de nuevo, tú me inventaste en tu mente para de nuevo aprender a amar y renació de la nada un nuevo amanecer en mi corazón, que ilumina cada latido que resuena en su interior.
Devolviste la luz a las noches oscuras y el aire a un ahogado corazón, creció la hierba de nuevo entre mis pies y el camino alfombra se volvió para caminar…, para andar un nuevo sendero que surgió de entre los muros de la sinrazón.
Hoy te invento en cada esquina, te escucho en cada canción, me alimento de tu voz y revivo con tu mirada aquello que un día en el pozo del olvido cayó.
Hoy me vuelvo a despojar del escudo infame que cubrió mi vida, para enfrentarme a pecho descubierto y sin miedos, al ejército de reproches y mentiras, de envidias y falacias, de soldados encubiertos y voluntades perdidas que rodean este amor, para derrotar con la verdad a quien se quiera a nosotros enfrentar.
Pues este sentimiento tiene buenos cimientos y jamás podrán dañar lo que sustenta tanto amor, ni los juicios de valores, ni las envidias del dolor, ni las palabras sin fondo y mucho menos el clamor..., de quien dicta sin motivos las normas que gobiernan este teatro llamado mundo, sin entender que cuando nace un sentir así de lo más profundo, nada ya lo puede parar y para bien o para mal, necesita llegar hasta el final.
Por eso hoy te digo mi amor, que te quiero sin medida, pues no encuentro el final de tanto sentir y te amo como a nadie lo hice jamás, pues demostrado está por parte de los dos, que a pesar de el camino que nos queda por andar, lo que sobran son ganas y fuerzas para caminar.