
Frágil suspiro de amor vencido, se quiebra en la distancia como el cristal. Soltando pedacitos al aire que se clavan sin piedad, en los sueños dormidos que en la almohada crecen cada madrugada, esperando ser verdad.
Deseos truncados al instante por el frio sinsabor de percibirlos a destiempo, tumban todo aquello que sentimos al dejarlo sin aliento, mientras en la realidad caemos dando rienda suelta a los sentimientos. Anhelamos quimeras desprendidas de las nubes, que empapan las palabras abatidas por el tiempo y arropamos sus sonidos con el calor de nuestros cuerpos, dando esperanza al miedo y sentido al deseo.
Impotencia de un amor vivido desde el otro lado del camino, esperando con paciencia el momento en que al tocar el viento, traiga parte de ti en su aliento, dando al corazón el necesario sustento, para seguir viviendo mientras llega el momento de rozar dulcemente con mis manos tu cuerpo.
Horas que llenan calendarios, acunando con su movimiento las ansias de felicidad, pasean sin piedad su evidencia por la línea estrecha de la cautela, apoyando las promesas en el borde del tranco, que guarda celoso el umbral de la puerta.
Vacilantes como el péndulo, se asoman tímidamente a la ventana los te quieros que observan a lo lejos su destino. Quedando prendidos del abismo que acecha pacientemente, esperando la oportunidad para resquebrajar la aparente fragilidad y atacar sin clemencia donde más duele, rompiendo sin remedio el hilo que sustenta, la ilusión sincera de dos corazones que se aman sin condiciones.