
Quiero alcanzar con mis palabras al miedo,
para decirle que huya, que ya no lo quiero,
que demasiado tiempo me acompaño en el destierro,
y va siendo hora, que se diluya en el viento.
Hoy me revelo ante su poder y su aliento,
que quemandolo todo, me relegó al tormento,
en aquellas noches sin fin y de amor sediento,
que pasarán al olvido, en este momento.
Despierto por fin de la cruel pesadilla,
que me mantuvo sumido en el absurdo letargo,
para alzarme intrépido y luchar sin descanso,
por tenerla cerca y acojerla en mis brazos.
Sueño con el primer beso de sus labios sedientos,
con el primer roce de su piel con mi cuerpo,
con buscar en sus ojos las dulces palabras,
que el silencio enfrenta en la primera mirada.
Sentir por un instante lo que jamás volverá,
un segundo parado en el tiempo, que no se repetirá,
la fusión de dos corazones que comienzan a andar,
por el sendero de los sueños, que se hacen realidad.